Guárdate los pensamientos o grítaselos al viento...

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jueves, 22 de noviembre de 2012

Destrucción masiva

Antes de que me quisiera dar cuenta, ya estaba tirado en un rincón sollozando en silencio, intentando que nadie me oyera, pero... ¿quién me iba a oír?, si por ese mismo motivo lloraba, porque nadie podía oírme, y más que oírme, nadie podía hacer nada, porque no había nadie. Nadie más que yo.
Podría haberme imaginado cualquier cosa; que mientras que estaba en el baño el mundo se había acabado, que había viajado en el tiempo, que estaba dentro de un cuento... pero en aquel momento no estaba en condiciones de usar el sentido común, ni la imaginación, solo podía estar tirado en el suelo de algún lugar extraño.
Se notaba que solamente era un niño, que solo me importaba lo que hubiera pasado, pero si fuera alguien más maduro pensaría que a lo hecho pecho, las cosas pasan por algo, y, que si ha pasado, que le voy a hacer, no voy a poder arreglarlo, así que de que me serviría lamentarme o pedir perdón, pensarlo bien no tiene mucho sentido.
Pero aun siendo un niño lo conseguí. Me tranquilicé, y en un abrir y cerrar de ojos maduré.
Empecé a aprender a sobrevivir, solo estaba yo, nadie me podía enseñar, y allí, fue donde empezó todo.
Saqueé las tiendas de comida, por lo que deducía que no había viajado al pasado. Nada parecía futurista, así que no había viajado en el tiempo, lo que resulto la peor da las causas, la destrucción.
Me entró el agobio, había decubierto que era huérfano, y eso no me tranquilizaba. Decidí darme un baño, y la masa de agua más cercana era el mar.
Me tiré de cabeza, y de repente pude ver que todavía podía existir vida animal. Pero al igual que todavía podía haber peces, ranas y pajarracos podía haber tiburones, y una cosa que no tuve en cuenta fue que no sabía donde estaba, ni en que zonas había tiburones.
Eso quería decir que la ingenuidad de un niño se había enfrentado a su vida, yo, mi vida, la de aquel chaval, estaba en peligro.
Intenté salir, pero justo  mi hipotesis de la vida animal dió en el clavo, un tiburon le perseguía. Estaba a 100, 50, 20, 10, no 5 metros de mi y...
Bum... de nuevo otra explosión, pero de esta si que me enteré y me empezé a ahogar a causa de la ola gigante de la explosión cuando oí una voz, yo creía que era el cielo pero en realidad solo me acabé concentrando en aquel sonoro... CARLOS, VENGA LEVANTA, QUE TIENES QUE IR AL COLE...


5 comentarios:

  1. Ouh! My good!! esto si que es arte escrito... me a gustado todo todo todo todo, lo siento, se me había atascado el teclado xD! Genial Charly, me encantan tus entradas, pero con esta te has superado sin duda!!

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  2. Bueno, el principio esta muy bien, pero el final es algo muy poco original, porque mucha gente ya ha utilizado esa idea. Si siguiera de alguna manera un poco mas profunda estaria mejor.

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  3. Totalmente de acuerdo con Plunker. El inicio y desarrollo del cuento es interesante, muy en la línea de Phillip K. Dick (el escritor sobre el que se basaron para la película "Soy leyenda") pero el final lo estropea. El sueño es demasiado típico, un final alternativo mejoraría el cuento. ¡Muy bien, Carlos!

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  4. Está super bien escrito, pero a mi el final me gusta, si, alomejor es el típico final de cuento imaginario pero aun asi es entretenido. ¡Me gusta!

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  5. Sí, a lo mejor es verdad que es muy típico, pero eso no creo que tenga que estropearlo.
    Lo he escrito porque me pasó en realidad, y aunque parezca raro que me acuerde, pasó y me acuerdo porque estaba medio despierto y cuando me levanté, lo hice de un bote del medio, y después me pareció interesante y me puse a pensarlo

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