Guárdate los pensamientos o grítaselos al viento...

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viernes, 3 de mayo de 2013





Las Cuevas de Hércules:


Cuenta la leyenda que dos jóvenes, Pedro y María, enamorados, querían formar una familia, casarse y permanecer juntos como mucha gentes pensaba y quería. En aquella época había mucha pobreza y la boda de una hija era un buen negocio. El padre de ella no daba permiso para casarse porque Pedro no tenía mucho dinero por lo que no podía ofrecer nada.

El padre de María ya tenía la boda planeada con otro hombre maduro, un rico comerciante de la ciudad recientemente viudo.  Pero tras las súplicas de María a su padre, finalmente decidió darle una oportunidad a Pedro, pero proponiéndole que si en unos días conseguía igualar o superar el dinero del rico comerciante, que le había propuesto al padre de María, ella sería suya.

Pasaron dos días y Pedro y María lloraban desoladamente, porque no encontraban ninguna solución para el problema. Una noche de niebla, Pedro  paseaba por las calles de Toledo en pleno invierno, tras hablar con María de la solución. Hasta que cuando llegó a la iglesia de San Ginés creyó saber la solución. Corrió a casa de María y se despidió diciéndole que si no volvía supiera que ella era la única mujer para él.

Minutos después Pedro empujaba la puerta de la iglesia de San Ginés, que bajo de ésta estaban las “Cuevas de Hércules”, según había oído muchas veces a su abuelo y según lo que contaban las leyendas, había oro y riquezas.

Atravesó la iglesia, tan solo iluminadas por velas y7 tras empujar una pequeña puerta, entró en la oscura cueva. Recorrió unos escalones y entró en lo que parecía un camino sin fin. Tras tanto rato allí dentro empezaba a debilitarse y a quedarse sin oxígeno y un olor que procedía del final del túnel que apenas podía ver. Al poco tiempo, lo único que sentía era como su cuerpo daba con el suelo por el que caminaba…

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