Guárdate los pensamientos o grítaselos al viento...

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lunes, 6 de mayo de 2013

El misterio de la bella dama



Sonaban las campanas, tocaban las once. Como de costumbre Tomás salía por la puerta trasera del monasterio, pues  todas las noches se dedicaba a llevar alimentos a los mendigos que ocupaban la peligrosa plaza de Valdecaleros.
 Se dispuso a atravesar rápidamente el callejón que comunicaba con la calle San Bernardo, pues era famosa por la cantidad de tabernas y borrachos que acudían a ellas. Ya cuando volvía por el mismo camino  se sorprendió al cruzarse con una dama de largos rizos posiblemente de la alta sociedad pues vestía con traje de gala. Era preciosa. Pero siguió su camino.
 Cuando veía las luces del monasterio al final del callejón, notó la suavidad de unas manos delicadas en sus hombros. Acto seguido un dolor infernal sobre su espalda. Gritó.
Luego ya no sintió nada, ya no escuchó nada y ya sus ojos no vieron nada y como un muñeco de trapo, deslizó lentamente su cuerpo por la pared hasta quedar inmóvil en el lugar.

 Don José se dispuso a entrar en el taller de la esquina
- Alfonso, ¿podrías acercarle estas sandalias a mi esposa catalina? 
-Porsupuesto, como no.
 Tras un largo día de trabajo, Alfonso cerró su taller, y se dirigió a la casa de su amigo, tomando así la calle del Coliseo. Le encantaba pasear por allí, su deseo desde niño había  sido vivir en esa calle, poro solo era digna para la gente millonaria de la ciudad. Entonces oyó los gritos de una mujer que se asomaba por la ventana,  ya sólo por su belleza, Alfonso quiso ayudarla y no tardó ni un suspiro en subir a su vivienda para rescatarla. Pero al cruzar la puerta no se encontró a nadie, a su espalada se cerró la puerta y ya en la oscuridad escuchó una macabra canción que sonaba en el lugar. Más tarde en el silencio de la noche, un disparo escalofriante sobre su nuca provocó su muerte en el acto.

-Señor, le dejo su equipaje aquí.
 El joven invitado asintió,  mientras apreciaba los motivos esquisitos de la araña que alumbraba el salón. Acto seguido recogió sus pertenencias y se acomodó en el dormitorio indicado por su anciana tía, ya al roce de la muerte. 
 Debía estar descansado, en pocas horas llegarían los invitados a la fiesta de su bienvenida. Pues toda la familia ansiaba por conocer al nuevo y también desconocido heredero de toda la fortuna del empreserio mas envidiado de la ciudad, su abuelo.
 Todo el mundo quedó envuelto en su simpatía y alegres por este encuentro bailaban, bebían y comían sin parar.
 Esa misma noche conoció a una bella dama, hija del duque de Toledo, que esta debió sentir cierto interés por Dorian pues agarrándole la mano se lo llevó a paseo por los jardines del palacete. Todo parecía ser la noche perfecta de verano: luna llena, cierta brisilla, cielo estrellado, y de fondo su canción favorita que se oía desde el edificio.Se querían. O eso pensaba él pues mientras sus brazos la rodeaban ella aprovechó clavándole la daga hasta darle la muerte. Su estremecedor grito, avisó a algunos invitados que también disfrutaban de aquella noche en los jardines. Pero ya fue tarde, solo una criada pudo verla correr bosque adentro.

 Se dice que no volvió a salir de allí, que ni si quiera llegó a entrar. Se rumorea que ella era un fantasma con hambre de venganza, algunos pensaban que era una novia rechazada, otros, una dama quemada injustamente por hereje y bruja. Lo que es cierto es que según la leyenda ha de andarse con cuidado por las calles de Toledo.

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