LA TRÁGICA VERDAD
Aquella noche era igual que todas para Matías,
después de cenar se fue a dar su paseo nocturno (como de costumbre) por las
antiguas calles de Toledo. Pasó por la casa del Greco, que aun Antonia seguía
terminando de limpiar el gran hostal, subió algunas calles hasta llegar a su
iglesia favorita, la iglesia de San Román. El párroco del pueblo, Don Julián
siempre dejaba la puerta abierta por si algún feligrés se acercaba a rezar. A
Matías le encantaba esa iglesia porque desde que tenía uso de razón subía al campanario
a jugar con su íntimo amigo Fernando, fue allí donde se conocieron, y fue allí
también donde pasaron los mejores momentos juntos.
Eran las once de la noche y gracias a un pequeño candil Matías puedo subir las viejas
escaleras hasta llegar a la torre más
alta de la iglesia, desde ahí, se podía ver todo el pueblo: la posada de Don
Ernesto y Doña Juana, la confitería de Candela, la zapatería de Don Pedro, etc.
Allí arriba Matías se sentía como en casa, podía respirar aire puro y podía oír
el piar de algún pajarillo aun despierto. Pero al bajar las escaleras siempre
le asaltaba la misma incertidumbre, ¿de verdad existía el fantasma de la mujer
de Don Pedro? La mujer del zapatero, Doña Francisca, había fallecido años atrás
en esa iglesia. Hay quienes dicen que le dio un infarto mientras rezaba (debido
a su mala salud), hay otros que dicen que había muerto pidiendo perdón a Dios
por los pecados que en el pasado había cometido, y el resto dice que había
muerto del susto de ver al demonio encarnado… Para Matías todas estas
conjeturas no eran más que patrañas para hacer daño a la familia, porque además
de estar casada, Doña Francisca había tenido un hijo, el señorito Fernando,
nada más y nada menos que su mejor amigo. Por ello cada vez que los pueblerinos
hacían algún comentario a Matías le incomodaba hablar del tema. Fernando era
solo dos años mayor que él y para Matías era como un hermano mayor, pasaba todo
el tiempo que podía con él, dormía muchas veces en su casa y “vice versa”, por
lo tanto Doña Francisca era como una segunda madre para él y cuando se enteró
de su muerte le dio un vuelco al corazón, pero más dolido se quedó cuando supo
la verdadera causa de su muerte… Doña Francisca tenía muchos problemas, tanto
físicos como psicológicos, en más de una ocasión percibió como le gritaba a su
hijo y como le pegaba. Fernando se mantuvo firme en todo momento, incluso
cuando su madre le amenazaba… Pero pasaron los años y Fernando empezó a estar
harto de aquellos modales para con él, así que una tarde mientras su madre
rezaba en la iglesia, enfundó el puñal que había estado reservando para aquella
ocasión y sin ningún miramiento se lo clavó justo en el corazón, donde ella más
daño le había hecho.
Desde que Matías se enteró de la trágica verdad no
volvió a saber de Fernando, pero supuso que no pudo con la culpa y se fue a
reunir con su madre. Y así fue, meses después de su desaparición le llegaron
noticias de él, le habían encontrado muerto en la ribera del río que rodea a
Toledo.
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