y el rojo se va apagando poco a poco.
La niña está corriendo,
con pececitos rosas enganchando sus láminas,
las bolas desgarran sus laberintos
y el blanco cubre su cara.
Las redes atrapan cabezas de aire,
y las líneas pinchan los números lentamente.
La transparencia se parte, anochece,
y la oscuridad encapota la esfera.
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