Una vez estuve en un mundo que...

A veces quería escaparme, estar sola, olvidar todo y a todos, irme sin dar explicaciones a nada ni a nadie, y cuando lo conseguí lo único que quería era volver a casa.

Todos los días la misma rutina: mis padres discutían, mi hermana pequeña lloraba, y yo tenía que cuidar de ella y de mi madre, porque aquel ogro al que yo debía llamar ''papa'' la pegaba y ella solo se ahogaba en silencio.

Un día desvelada a las doce de la noche me levanté a por un vaso de agua. Después de beber y tranquilizarme comencé a subir las escaleras, parecía que nunca terminaban,  tras un largo paseo conseguí llegar a mi habitación. 

Al día siguiente me desperté, la casa en la que cuando me levantaba se oían gritos y llantos, estaba en completo silencio, tanto que podía escuchar mi propio corazón que latía más y más fuerte. 

Cuando baje todo estaba completamente vacío, pero mi casa no era lo único, la calle, las demás casas... todo absolutamente solitario.

Por un momento tenía ganas de gritar y salir corriendo hacía algún lugar en el que hubiera alguien,  pero aquel sitio ya no existía.

Comencé a ponerme nerviosa, muy nerviosa... salí corriendo hacía mi habitación donde me encerré y estuve llorando. No sé durante cuánto tiempo, sólo recuerdo que me quedé dormida. Cuando me desperté fui a la calle solitaria, sentí que no estaba sola por completo, creo recordar que comencé a investigar. Vi una sombra, se me paró el corazón y antes de que pudiera reaccionar, salí corriendo. Pero por muy rápido que yo fuera ella seguía detrás, parecía mi propia sombre que quería llevarme a la oscuridad de dónde ella había salido.

Entré en casa y comencé a subir escalones, aquel cumulo de escaleras nunca acaba, y la sombra seguía detrás. Puede ser que me alcanzara, o no, sólo recuerdo que cuando me desperté mi vida había cambiado por completo, yo era feliz.

Cuando terminé de contarle esto al psicólogo me observó con ojos muy abiertos, mientras apuntaba algo en su cuaderno. No paraba de decirme que solo había sido un sueño, y puede que lo fuese. Pero yo había estado en un mundo solitario, o simplemente un lugar olvidado por los demás.